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lunes, 22 de noviembre de 2010

El voto del Boddhisatva

Para ser Feliz uno tiene que hacer con entrega genuina lo que dejó de hacer por pretender escapar de la infelicidad. No puedes evitar tu propio karma, pues este no es otra cosa que el camino para alcanzar el Dharma. Nuestra relación con el Espírítu esta ligada directamente a la aceptación (perdón) y el servicio a todas nuestras relaciones humanas.


Cuando uno comienza a despertar a la verdadera felicidad, se da cuanta que todo lo que no quisimos "hacer" por egoísmo se hace por pura dicha. No se trata tanto de hacer lo que te hace feliz. Se trata de hacer cualquier cosa porque eres feliz. Mientras uno no lo sea, mientras uno no reconozca que su felicidad intrínseca es inherente a todo lo que uno "hace", ¡qué importa lo que uno haga! No seremos felices de cualquier modo! Y correremos saltando de actividad en actividad frenéticamente porque no sabemos lo que más nos conviene! Todas mis resistencias se desvanecen al reconstruir mi vida desde este reconocimiento. Antes hacía sólo si consideraba que me iba a "hacer feliz", ahora miro mi infelicidad y me doy cuenta cabal que poco o nada tiene que ver con lo que hago. Si uno es feliz todo se hace felizmente.

Necesitamos descubrir que el principio de la creatividad está en nuestra total responsabilidad por aceptar  nuestro destino humano. El poder impersonal de nuestra alma no lucha contra los acontecimientos, ni contra determinadas relaciones, todo lo contrario: forja su experiencia elevándose por encima de la percepción de la mente. La mente debe rendirse, el alma debe tomar el poder.

Ciertamente en el tiempo y en espacio, haremos cosas que no nos gusten, estaremos en sitos que no nos gustan y con personas que nos desagradan, ¡incluso nos atreveremos a decir que son obstáculos a nuestra felicidad! Sin embargo, estas son las "formas" en que templaremos nuestro espíritu hasta que nuestro karma sea  purificado lo suficiente como para que nos lleve automáticamente, de modo vital e involuntariamente, hacia las cosas que están alineadas, sintonizadas con nuestros dones, con nuestra función individual. Ahí seguramente encontremos muchos elementos que estén afinados con nuestros gustos personales y profesionales: con lo que nos gustaría hacer en el mundo. Sin embargo, no podemos saltarnos "el proceso de selección natural": el trabajo de limpiar lo innecesario, de liberar todas las relaciones karmáticas, de por decirlo de algún modo, hacernos merecedores, o mejor, demostrar que somos capaces de hacer lo que nos gusta impecablemente. A todos nos gustaría que nos tocara la lotería, que se nos regalara el trabajo deseado, pero eso no depende en absoluto de que seamos merecedores o dignos: todos nos merecemos cumplir nuestro Sueño Feliz en este mundo de pesadillas de carencia. Es más: Tú y yo estamos aquí confrontados por ese desafío. Aceptémoslo y cumplámoslo.
 
No te olvides: Todo lo que debiste hacer, cumplir tu karma en esta Tierra, servir a cada una de tus relaciones. Ser padre, hacer feliz a tu pareja, ser impecable en tu profesión, (todas esas cosas tan cotidianas y aparentemente tan insignificantes) y todo aquello que implica estar comprometido en la evolución de este mundo. Sí, este mundo pertenece a la esfera multidimensional de Maya, es Ilusión perceptual, pero es nuestra misión elevarla hacia las esferas más proximas al Paraíso del Padre, a través del Amor servicial que afluye por toda la Hermandad a la que pertenecemos. Ese es nuestro compromiso como humanos: hacer feliz a todo aquél con quien estemos vinculados, ese es nuestro voto, nuestra forma de servicio. Y no podemos trascender este mundo mientras no cumplamos la dificultad que este representa: recobrar nuestro poder para manifestar el amor por nuestra propia creación. Estar aquí no es un sacrificio en contra de nuestro despertar; ni siquiera necesitamos ser maestros espirituales ni personajes místicos, ni personas especiales en la vida de nadie. Tan sólo lo más difícil para el ego: un ser humano sencillo y amable que ha reconocido que a cada instante está tomando el poder de todo su Ser para ser simplemente eso: sencillo y amable. Este es el modo en que Dios puede usarnos plenamente en un lugar difícil y lleno de temor.

Vive en lo cotidiano con esta certeza que está más allá del entendimiento verbal. Haz lo que debas hacer consciente que lo que hagas en sí no importa, pero que puedes usarlo para transformar esta mente vulnerable y condicionada fácilmente, y recobrar el resplandor de tu conciencia original que es de una fortaleza inconmensurable. Ten esa certeza, manifiesta el amor en cada relación y verás que eso es Despertar. Reclama la Fe por la que has de sanar el mundo entero que percibes. Reconoce la inmutabilidad de tu mente al hacerlo todo a sabiendas que tú no puedes ser afectado por lo que hagas, pero lo que haces es inherentemente afectado hasta su núcleo más íntimo por el sentimiento amoroso que transmites a todo el Universo, al hacer lo que haces por ser quien eres.

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