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miércoles, 24 de diciembre de 2008

Oxímoron

El sufrimiento humano se da por un malentendido común en la búsqueda de la útopica felicidad terrenal: las personas humanas pretenden hacer feliz a su persona. Ponen todos los recursos a merced de una tarea no ya titánica, sino imposible. El sentido de finitud de la persona no se puede satisfacer, porque no puede abarcar ni lo atemporal ni lo infinito, que con los pilares del misterio de la plenitud. Es como llenar un agujero con tierra de otro agujero.

Pero es aún más común que se de una situación todavía más extraña y difícil de resolver, si cabe. Pretender que la persona te haga feliz. Si ya es una aberración identificarse con la persona y convertirla en tu propio fin, esto se vuelve aún más absurdo cuando la usamos como un medio (virtual) para llegar a un fin (ilusorio) que consideramos que es ella misma. Y así nos encontramos en un sinsentido doble. Como el ego reza: busca para que no encuentres.

Si te resulta arduo de aceptar, te facilito una práctica para que permitas dejarte guiar por tu razón de nuevo. Abogo por ella.


La infeliz de mi persona (nombre) me va hacer muy feliz.

Repítelo 13 veces cada 20 minutos, empezarás a sentir una presión en el plexo solar. Cuando sea muy oprimente, es que ya eres suficiente consciente de lo infeliz que eres usando medios inútiles para llegar a fines ridículos. Cada vez que te exaltes usando tu persona para ser feliz, o que creas que eres feliz gracias a tu persona, repitetelo con el mismo anhelo, y se te quitarán las expectativas, lo que no permitirá que se trunquen y te decepcionen. Es un sistema muy deprimente, pero funciona porque ahorra tiempo. Claro que también puedes reconocer que eres la mismísima Felicidad en sí misma, pero eso no toma tanto tiempo y no se puede prescribir. Así que no creo que te interese.






Los votos de mi monasterio interno

  • Voto de silencio. No digo nada, no hablo con nadie. No pretendas decorar el silencio con mis opiniones. Si algo debe surgir, emergerá del silencio.
  • Voto de pobreza. No tengo nada para mi, no deseo nada para nadie. Las pérdidas son imposibles, las ganancias improbables. Doy sin necesidad de intercambio. Recibo sin sentido de beneficio.
  • Voto de castidad. No tengo relaciones. Sólo hay Uno y con Eso Es toda mi Relación; no tengo interés en complacer mis sentidos con las personas. La Luz proviene de una sola Fuente, y regresa a Ella extendiéndose a través de todos mis pensamientos.
  • Ora et labora. Mi oración es mi trabajo, mi trabajo es orar. Unir ambos es el estado de conciencia de la Oración, que se deriva de unir mente y corazón. Mi mente ora, mi corazón trabaja: Si ambos están en comunicación, reina un gran silencio.

Una locura deliberada




En un estado de demencia la única cura
es la lo
cura completa y deliberada