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jueves, 9 de diciembre de 2010

Los defensores de Dios

El ego desvía la atención defendiendo lo que no tiene valor y dejando desprotegido lo que debiéramos tener en gran estima. Es una estrategia, en su simpleza atesora lo que es efímero y escaso. Paradójicamente ese es el precio de lo que tiene valor para él.

El diablo (el ego) se empeña en defender a Dios (la verdad)  porque es el modo más eficiente de mostrarlo como algo débil y desprotegido. Pero el ego desconoce donde está la verdad y por eso la señala... Si Dios hubiera creado hordas de ángeles para defender un mundo inerme ante el poder de los demonios y de la oscuridad, si la Verdad fuera vulnerable a la percepción, el Amor pudiera pervertirse y la Luz apagarse ante las tinieblas, entonces la eternidad del Reino de los Cielos realmente estaría amenazada por el tiempo.La verdad podría corromperse o ser destruida.

Puede ser que este sea el caso del escenario del universo en el que vivimos, pero no es el de la Realidad o el Reino de Dios. Si realmente pudiera ser apresado y torturado por las fuerzas oscuras, si la Creación tuviera que ser defendida con el sacrificio, la muerte, la guerra santa o la cruenta lucha por la supervivencia, y además en cualquier momento pudiésemos ser tentados por el mal al ofrecersenos mayores promesas y regalos que los del Amor y la Verdad..¿No sería eso ya el mismo infierno?

La verdad es que Dios no necesita patrulleros, ni defensores del pueblo, ni ejército de salvación. Si Dios no percibe amenaza no puede ser sitiado ni atacado. Pero hemos erigido murallas y templos alrededor de ideas vacías. Protegiendo nuestros temores y defendiendo nuestros rencores hemos quedado apresados vigilando a nuestros prisioneros. El sello de la divinidad está ausente en los asuntos humanos.

La ilusión no nos deja dudar

Las ilusiones son materiales. 
Pero se poseen a través de la ideología, de nuestros pensamientos temporales. El mundo está exclusivamente sustentando por nuestras creencias.





Mi función no es enseñar


La Corrección del Espíritu Santo
nunca me hace sentir culpable