No importa si tomamos el camino equivocado, terminaremos allí donde pertenecemos si nuestro motivo es correcto. No necesitamos preocuparnos si el mensaje partícular que estamos siguiendo es el más elevado o el mejor. Nuestro interés debe estar centrado en nuestro motivo. Si ese motivo es conocer a Dios, entonces podemos estar en cualquier enseñanza o en ninguna y aún estar seguros que terminaremos conociendo a Dios, porque aquello que madura nuestra Alma es nuestro deseo o motivo. Cuando el corazón grita por conocer, comunicarse y estar en comunión con Dios, cuando el corazón nos empuja hacia adelante, nos lleva a leer, a escuchar o a estudiar, cuando algo dentro de nosotros nos está llevando, siéntete seguro de que estamos madurando, incluso aunque en este momento nuestra experiencia externa no de testimonio de ello.
Pasamos por años de sufrimiento, tal vez de enfermedad, carencia, o incluso pecado, y luego, "cuando menos lo esperas Él vendrá", y estamos despiertos. En cada caso que he visto esto suceder, la respuesta ha sido la misma. Muy profundo había un anhelo de conocer a Dios realmente, de conocer la Verdad, un anhelo de encontrar la naturaleza de "Mi reino", o la naturaleza de "Mi paz", y a medida que continuamos en nuestro estudio y meditación, sin importar si nos sentimos espirituales o no, el proceso de maduración continúa.
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Uno de los grandes factores que llevan al hombre al fracaso es la creencia de que Dios es algo dirente/aparte de su propio ser y, por lo tanto, están buscando algo fuera de ellos mismos que haga o logre por ellos.
Joel Goldmith