Yo te atiendo como a mi mismo, y nunca nunca me parecen tus dudas, pesquisas o interrogantes ni absurdos ni insignificantes. Mis pensamientos no son más importantes que los tuyos.
A veces los medito y te busco en la pregunta, otras veces me pregunto tu pregunta y simplemente sonrío la respuesta. Pero nunca nunca te dejo sin respondernos.