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miércoles, 1 de diciembre de 2010

El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.

El ego forja ilusiones. La verdad desvanece sus sueños malvados con el brillo de su fulgor. La verdad nunca ataca. Sencillamente es. Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo real. El perdón invita a esta presencia a que entre, y a que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. Mas con el perdón, la luz brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y proporcionándole los medios para que tome conciencia de la libertad que es su herencia.

Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. El miedo lo mantiene aprisionado. Mas Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. Padre, queremos liberarlo ahora. pues cuando ofrecemos libertad se nos concede a nosotros. Y no queremos seguir presos cuando Tú nos ofreces la libertad.

¿A que tendrás que renunciar para aceptar la Verdad que Yo te estoy ofreciendo?
A nada.
¿Qué necesitarás para aceptar la Verdad que Yo te estoy ofreciendo?
Todo.

¿Cómo pueden ser verdaderas ambas cosas a la vez? No necesitas renunciar a nada para tener lo que nunca perdiste. Sin embargo, ya que has invertido tanto tiempo en ignorar lo que nunca has perdido, debes darlo todo. Cuando puedes hacer ambas cosas simultáneamente, entonces la Verdad es tuya.



Jesús