la experiencia de la Fe

Unos de los más argumentos mas convincentes del ser humano para negar la realidad del Ser, es que no tiene experiencia de Él. Que no puede compartir tu fe porque tiene una experiencia diferente a la tuya. Que no se puede demostrar la Vida porque todo muere. Que tiene una experiencia diferente a la verdad, que todas las percepciones son diferentes, ¡pero que la percepción objetiva del mundo no incluye tu experiencia de Dios!

Sin embargo, si te aquietas un momento, reconocerás que bajo cada experiencia individual hay una constante: la experiencia universal de ser. No es una experiencia, pero se puede experimentar: el Ser responde a la llamada de tu Fe, y al poner Su atención en ti, se experimenta a través de ti. Y esa es eternamente la misma Experiencia inmutable: el estado de no-experiencia que incluye toda experiencia. Estar consciente que eres consciente.



“No puede ser difícil darse cuenta de que la fe tiene que ser lo opuesto a la falta de fe. Mas la diferencia en cómo ambas operan no es tan obvia, aunque se deriva directamente de la diferencia fundamental que existe entre ellas. La falta de fe siempre limita y ataca; la fe desvanece toda limitación y brinda plenitud, La falta de fe siempre destruye y separa; la fe siempre une y sana. La falta de fe interpone ilusiones entre el Hijo de Dios y su Creador; la fe elimina todos los obstáculos que parecen interponerse entre ellos. La falta de fe está totalmente dedicada a las ilusiones; la fe, totalmente a la verdad. Una dedicación parcial es imposible. La verdad es la ausencia de ilusiones; las ilusiones, la ausencia de la verdad. Ambas no pueden coexistir ni percibiese en el mismo lugar. Dedicarte a ambas es establecer un objetivo por siempre inalcanzable, pues parte de él se intenta alcanzar a través del cuerpo, al que se considera el medio por el que se procura encontrar la realidad mediante el ataque. La otra parte quiere sanar y, por lo tanto, apela a la mente y no al cuerpo”.

Jesús en UCDM