Deja que la Razón te preste las ideas necesarias para embarcarte en cada afluente del Misterio. Para atravesar sin estancarte en las corrientes de la percepción ordinaria, con la fluidez que la verdadera Razón comunica. Siente la Razón, siente que es un vínculo de doble sentido con una única dirección: liberarte de las ataduras de la percepción. Disponte a que la Razón te Guíe más allá de los límites de tus propias razones. Hasta ahora, has utilizado tus razones para justificar las limitaciones de tu percepción, de tus juicios. Ahora deja que la Razón te Guíe.
Sólo recuerda que de lo único que se alimenta la Razón que te Guía es de ta Luz de tu silencio, y que por ello no vas a poder utlizar los motivos que te dió ayer para saber lo que tienes que saber hoy.
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