Es imposible aceptar el instante santo sin reservas a no ser que estés dispuesto, aunque sólo sea por un instante, a no ver el pasado ni el futuro. No te puedes preparar para él sin ubicarlo en el futuro. La liberación se te concede en el instante en que la desees. Son muchos los que se han pasado toda una vida preparándose y ciertamente han tenido sus momentos de éxito. Éste curso no pretende enseñar más de lo que ellos aprendieron en el tiempo, pero si se propone ahorrar tiempo. Tal vez estés tratando de seguir un camino muy largo hacia el objetivo que has aceptado. Es extremadamente difícil alcanzar la Expiación luchando contra el pecado. Son muchos los esfuerzos que se llevan a cabo tratando de hacer santo aquello que se odia y se aborrece. No es necesario tampoco que dediques toda tu vida a la contemplación, ni que te pases largos períodos de tiempo meditando con objeto de romper tu atadura al cuerpo. Todos esos intentos tendrán éxito a la larga debido a su propósito. Pero los medios son tediosos y requieren mucho tiempo, pues todos ven la liberación de la condición actual de insuficiencia y falta de valor en el futuro.
Tu Camino será diferente, no en cuanto a su propósito, sino en cuanto a los medios. La relación santa es un medio de ahorrar tiempo. Un instante que tú y tu hermano paséis juntos os restituye el universo a ambos. Ya estás listo. Ahora sólo tienes que recordar que no tienes que hacer nada. Sería mucho más efectivo ahora que te concentrases únicamente en esto, que reflexionar sobre lo que debes hacer. Cuando la paz llega por fin a los que luchan contra la tentación y batallan para no sucumbir al pecado; cuando la luz llega por fin a la mente que se ha dedicado a la contemplación; o cuando finalmente alguien alcanza la meta, ese momento siempre viene acompañado de este feliz descubrimiento: "No tengo que hacer nada".
Tu Camino será diferente, no en cuanto a su propósito, sino en cuanto a los medios. La relación santa es un medio de ahorrar tiempo. Un instante que tú y tu hermano paséis juntos os restituye el universo a ambos. Ya estás listo. Ahora sólo tienes que recordar que no tienes que hacer nada. Sería mucho más efectivo ahora que te concentrases únicamente en esto, que reflexionar sobre lo que debes hacer. Cuando la paz llega por fin a los que luchan contra la tentación y batallan para no sucumbir al pecado; cuando la luz llega por fin a la mente que se ha dedicado a la contemplación; o cuando finalmente alguien alcanza la meta, ese momento siempre viene acompañado de este feliz descubrimiento: "No tengo que hacer nada".
He aquí la liberación final que todos hallarán algún día a su manera y a su debido tiempo. Tú no tienes necesidad de ese tiempo. Se te ha economizado tiempo porque tú y tu hermano estáis juntos. Éste es el medio especial del que este curso se vale para economizarte tiempo. No aprovechas el curso si te empeñas en utilizar medios que le han resultado muy útiles a otros, y descuidas lo que se estableció para ti. Ahorra tiempo valiéndote únicamente de los medios que aquí se ofrecen, y no hagas nada más. No tengo que hacer nada es una declaración de fidelidad y de una lealtad verdaderamente inquebrantable. Créelo aunque sólo sea por un instante, y lograrás más que con un siglo de contemplación o de lucha contra la tentación.
UCDM Cap 18
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