Nadie busca un río en el desierto,
ni a un príncipe entre mendigos,
ni una perla en el barro,
ni al Santo entre los pobres.
Los reyes habitan en palacios;
los poderosos, en castillos;
los dioses, en templos;
y Tú. mi Señor, en mi corazón.
¿Por qué un huésped tan digno
se refugia en tan pobre morada?
¿Quién te recomendó tan insólito santuario?
En lo recóndito del hombre disimulas tu presencia.
En los entresijos del alma te has refugiado..
En medio de alimañas te has retirado.
¿De quién te escondes? ¿De mí, que te albergo?
¿Eres un espejismo del alma?
¿Una sombra de la imaginación?
¿Un desliz de la razón?
¿O realmente moras en mi interior?
Qué fácil es captar tu presencia en las estrellas,
en las montañas o en el mar!
O reconocerte disfrazado de niño, de anciano o de amigo.
Te intuyo camuflado en la historia,
en la ciencia y en la belleza.
Pero ¡qué difícil resulta hallarte
en la penumbra de mi corazón!
Si en las cimas más altas te alojaras,
allí escalaría para estar contigo.
Si en los abismos reposaras,
en ellos me sumergiría para vislumbrar tus destellos.
Si un lejano planeta te albergara,
hasta él viajaría para alcanzarte.
Pero si en mi corazón te escondes,
¿hacia dónde dirigir mi caminar?
¿Qué compuerta abriré?
¿Tendré que desnudar mi alma buscándote?
¿Tendré que desgarrar mi interior para encontrarte?
¿En qué rincón me aguardas silencioso?
¿Qué estancia has preparado para el encuentro?
¿Por cuántos pozos tendré que descender?
¿Cuántos barrancos tendré que cruzar?
¿Cuántos secretos tendré que desvelar?
¿Cuántos peligros tendré que sortear?
Y al final, ¿estarás realmente Tú y no yo?
Quiero escudriñar mis pensamientos,
sondear las profundidades de mi ser,
recorrer las cavernas de mi alma,
explorar los recovecos de mi memoria,
deslizarme por los muros de mis pasiones,
pasear por el jardín interior
y esperar impaciente tu venida.
Permaneces agazapado en una grieta de la conciencia,
oculto tras un recuerdo olvidado,
mezclado con un sentimiento desconocido
o inspirando una sólida intuición.
Allí estás Tú, vida, luz, sabiduría y fermento.
Humillas al presuntuoso que no se deja sorprender.
Despistas al altivo que te pretende atrapar.
Desconciertas al impetuoso que te persigue
y no sabe esperar.
En cambio, te acercas a aquel que precisa tu auxilio
y se rinde a tu realidad.
ni a un príncipe entre mendigos,
ni una perla en el barro,
ni al Santo entre los pobres.
Los reyes habitan en palacios;
los poderosos, en castillos;
los dioses, en templos;
y Tú. mi Señor, en mi corazón.
¿Por qué un huésped tan digno
se refugia en tan pobre morada?
¿Quién te recomendó tan insólito santuario?
En lo recóndito del hombre disimulas tu presencia.
En los entresijos del alma te has refugiado..
En medio de alimañas te has retirado.
¿De quién te escondes? ¿De mí, que te albergo?
¿Eres un espejismo del alma?
¿Una sombra de la imaginación?
¿Un desliz de la razón?
¿O realmente moras en mi interior?
Qué fácil es captar tu presencia en las estrellas,
en las montañas o en el mar!
O reconocerte disfrazado de niño, de anciano o de amigo.
Te intuyo camuflado en la historia,
en la ciencia y en la belleza.
Pero ¡qué difícil resulta hallarte
en la penumbra de mi corazón!
Si en las cimas más altas te alojaras,
allí escalaría para estar contigo.
Si en los abismos reposaras,
en ellos me sumergiría para vislumbrar tus destellos.
Si un lejano planeta te albergara,
hasta él viajaría para alcanzarte.
Pero si en mi corazón te escondes,
¿hacia dónde dirigir mi caminar?
¿Qué compuerta abriré?
¿Tendré que desnudar mi alma buscándote?
¿Tendré que desgarrar mi interior para encontrarte?
¿En qué rincón me aguardas silencioso?
¿Qué estancia has preparado para el encuentro?
¿Por cuántos pozos tendré que descender?
¿Cuántos barrancos tendré que cruzar?
¿Cuántos secretos tendré que desvelar?
¿Cuántos peligros tendré que sortear?
Y al final, ¿estarás realmente Tú y no yo?
Quiero escudriñar mis pensamientos,
sondear las profundidades de mi ser,
recorrer las cavernas de mi alma,
explorar los recovecos de mi memoria,
deslizarme por los muros de mis pasiones,
pasear por el jardín interior
y esperar impaciente tu venida.
Permaneces agazapado en una grieta de la conciencia,
oculto tras un recuerdo olvidado,
mezclado con un sentimiento desconocido
o inspirando una sólida intuición.
Allí estás Tú, vida, luz, sabiduría y fermento.
Humillas al presuntuoso que no se deja sorprender.
Despistas al altivo que te pretende atrapar.
Desconciertas al impetuoso que te persigue
y no sabe esperar.
En cambio, te acercas a aquel que precisa tu auxilio
y se rinde a tu realidad.
Josep Otón Catalán
1 comentario:
Es una hermosura. ¿Quién es el autor?
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