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jueves, 28 de mayo de 2009

la paradoja de la Salvación

Libérate de tus sueños privados
y tendrás un sueño feliz

El Hijo de Dios no necesita defenderse de sus sueños. Sus ídolos no suponen ninguna amenaza para él. El único error que comete es creer que son reales. Mas ¿hay algo que las ilusiones puedan lograr?

Lo único que las apariencias pueden hacer es engañar a la mente que desea ser engañada. Más tú puedes tomar una decisión muy simple que te situará por siempre más allá del engaño. No te preocupes por cómo se va a lograr esto, pues eso no es algo que puedas entender. Pero sí verás los grandes cambios que se producirán de inmediato, una vez que hayas tomado esta simple decisión: que no deseas lo que crees que un ídolo te puede dar. Pues así es como el Hijo de Dios declara que se ha liberado de todos ellos. Y, por lo tanto, es libre.

¡Qué paradójica es la salvación! ¿Qué otra cosa podría ser sino un sueño feliz? Lo único que se te pide es que perdones todas las cosas que nadie jamás hizo, que pases por alto lo que no existe y que no veas lo ilusiorio como si fuese real. Se te pide únicamente que permitas que se haga tu voluntad y que dejes de buscar las cosas que ya no deseas. Y se te pide también que permitas que se te libere de los sueños de lo que nunca fuiste y desistas de tu empeño de querer substituir la Voluntad de Dios por la fuerza de los deseos vanos.

Jesús en UCDM

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