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lunes, 27 de abril de 2009

Oda al Matrimonio

El fin de todo conflicto en la relación humana sucede cuando el hombre se pone al servicio de la mujer. Shakti asciende a la unión con Shiva por mediación del camino del Corazón. Dios Sirve a la divinidad haciéndola consciente de Sí misma. Pero esto es algo más que una inspiración poética impelida por el enamoramiento.

La Humanidad despertará a la relación santa en la medida que el hombre reconozca su aspecto femenino, en un mundo masculinizado por la necedad del hombre al fosilizarse en la actitud directiva de la relación, en la mayoría de los niveles conscientes. Esto es algo que me ha mostrado mi Maestro con su ejemplo firme para que dejaramos de predicar unidad, cuando luchábamos por mantener la dualidad del especialismo de la pareja. No hay nada espiritualmente más pragmático que esto. La mente debe abrazar al Corazón, no al revés. Debe ceder ante la vulnerabilidad de lo Femenino, corresponderle con la acción desinteresada de colmar todos sus deseos, para que la mujer sienta la plenitud de ser guiada por el reflejo de la luz que Ella misma emite. Quizá creas que realizar sus deseos es cumplir sus caprichos, pero esto no es más que el reflejo de tu unidad insatisfecha. De un egoismo exacerbado por la justificación maniática de alimentar tus argumentos.
No hay mujer que exija nada, toda vez que ha estado siempre dispuesta a seguir al amor mas allá de sus propios límites. ¿No lo ves, hombre necio? Dónde no te ha seguido Ella!? Esta es la única demanda de cada mujer que reclama a Nuestra Alma: entrega todos tus tesoros en mi altar, porque no son más que para Servirte. ¿Sigues viendo su dote como una pérdida?

Basta con una predisposición a servirle a Ella siempre: por encima de nuestra lógica indestructible, por encima de nuestra creencia de lo que es prioritario. Por encima de lo que consideramos práctico, de la orientación localizada en el raciocinio, que oculta el gran temor de fundirse en el Corazón de Cristo, que es Ella

1 comentario:

Fata Morgana dijo...

"Entrega todos tus tesoros en mi altar, porque no son más que para Servirte". Y por amor, nada más que por eso. Pero ¿qué dirán los misóginos? Están tan a gusto solitos... (no se puede extrñar lo que no se conoce).
Feliz la mujer que alumbre tus días.