Angelus Silesius:
-Cuanto más puedes expulsarte y huir de ti mismo, tanto más debe derramarse Dios en ti con su divinidad.
-Soy tan rico como Dios, no puede haber ni una mota de polvo -hombre, creeme- que yo no tenga en común con Él.
-Yo mismo soy Eternidad cuando abandono el tiempo y me introduzco en Dios y Dios en mí.
-Dios me ama más que a Sí mismo: si yo Lo amo más que a mí, Le doy tanto como Él me da a mí.
-Si Dios no quisiera llevarme más allá de Dios, yo lo forzaría simplemente por medio del amor.
-Que Dios goce de tal felicidad y viva sin deseo, es algo que le viene de mí, igual que yo lo he recibido de Él.
-La mosca que a la miel se arrima impide su vuelo y el alma que se agarra al sabor del espíritu impide su libertad y contemplación.
-Dios es en mí el Fuego, yo en Él la Claridad: ¿no estamos muy íntimamente unidos?.
-Hombre, si te lanzas en espíritu más allá del espacio y del tiempo, puedes a cada instante estar en la Eternidad.
-Lo que han dicho de Dios no siempre me basta: la Supradeidad es mi vida y mi luz.
-También yo soy hijo de Dios, estoy sentado a su diestra: su Espíritu, su Carne y su Sangre en mí le son conocidos.
-Quien regalos pide a Dios mal lo tiene: adora a la criatura y no al creador.
-Detente, ¿a dónde corres?. El cielo está en ti: si buscas a Dios en otro sitio, no lo encontrarás jamás.
-Qué necia es la persona que bebe del charco, despreciando la fuente que nace en su casa.
-La Divinidad es una fuente de la que todo mana, a la que todo retorna, y por eso también es un mar.
-La gota se hace mar cuando entra en el mar, el alma Dios cuando está acogida en él.
-Soy tan grande como Dios: Él es tan pequeño como yo; Él no puede estar encima de mí, ni yo por debajo de Él.
(Recogido del blog Del no Saber)
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