Tu eficiencia se eleva conforme actúas en las capas más elevadas de la Conciencia. Sin embargo, tus acciones en el mundo (el estado inferior de la mente) tienen un efecto mínimo en la Conciencia, el motor y la raíz del cambio. Mantén en tu conciencia esto: sólo afectas en el nivel que operas: tu sistema operativo (pensamiento) actúa desde el nivel en el que te encuentras hacia los inferiores, nunca hacia los superiores. Aunque cierto es, que llegado el momento y el lugar oportuno, a un hombre se le puede dar el poder suficiente para generar cambios indescriptibles en el mundo.
Si buscas un cambio en el Mundo, es porque ya entiendes que es un sistema interconectado. Sabes que tu acción cuenta. Pero lo activo no es luchar en el modo que creemos, debido a que no entendemos qué es el mundo, ni donde éste se origina ni donde se resuelve. Meditar puede transformar más tu mundo que ser el activista más acérrimo de Amnistia internacional. Para lograr la Paz, no hay que ir a la guerra. O mejor aún, hay que evitar la guerra. Pues en cada acción de resentimiento y venganza activamos los mismos pensamientos que comparten los que se encuentran en esa frecuencia o estado mental. Al no aceptar ningún ataque como solución, confrontas con el amor verdadero, el arma más poderosa que existe: te demuestra que no dispones de medios para destruir nada ni nadie en todo el Universo. Y no hay mayor necesidad en el mundo que aprender la lección de que eres invulnerable a la ilusión de la muerte y la destrucción.
Con el tiempo o sin él, uno se da cuenta que toda la suma de luchas externas se pueden resolver en la transformación interna: la verdadera revolución es revolucionarse
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