Lo que no conoces y es incognoscible (es un universo de acción de y en la Conciencia) es el Nagual. No es una parte de ti, es un Todo; independiente de tu entidad, del mundo, pero sitiado por sus fronteras, sus murallas. No hay modo de saltar los límites de la isla del tonal: o tu Atención mira hacia adentro de sus orillas, o al ver el inmenso Océano del Misterio te hunde en su profundidad, sin dejar rastro de lo que se agita en la superficie. Ambos son igual de totales, uno es un mundo de superficies, de formas objetivas, de certezas, de relaciones dependientes y causales; el otro es universo de relaciones inconexas pero interdependientes, donde lo desconocido toma el timón, donde navegar en el Infinito es ya un fin en si mismo. Aunque ambos piden tu conciencia total: el mundo la sacrifica en aras de su propio beneficio, el Nagual la sacrifica en favor de Todo, porque no tiene beneficio personal, pues allí no hay nadie más
Para adentrarse en el espacio oscuro que inunda tu Conocimiento Inconsciente sólo es posible acceder por la Via del Silencio interno. Pues el peso de la relación con el tonal genera una densidad inverosímil. Al hacer de tu vida ligera, limpiando tu existencia de cosas innecesarias, en la medida que te vinculas a la Luz, algo se desata en ti, una fuerza que no se puede manipular, un poder impersonal que rige la voluntad.
Cuando la mente se aquieta y se libera de sus ideas, el Conocimiento Silencioso emerge, y se comunica y despierta el nagual que dormitaba a las orillas de su dominio...
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