Páginas

viernes, 20 de marzo de 2009

el castigo

Si escogiéramos cualquier problema y aplicaramos la Solución todos los problemas de nuestra existencia serían resueltos, eso lo hemos entendido. Porque si quisieramos deshacernos de cualquier problema común este nos llevaría consecutivamente a todos los que están asociados con éste y al buscar desentrañar la raíz del problema hallaríamos la solución. Este es justamente el tiempo que estamos tomando todos en resolver el mundo. Es la idea que el tiempo cura las heridas.

La solución como siempre es pasar por alto el problema, es decir, más que resolverlo -lo que le dará credibilidad, es disolverlo. el conflicto que hallamos es que una vez le hemos dado respuesta al problema permanece en la mente. Y estamos resentidos. en realidad lo que hemos hecho es vengarnos del problema, dándole la respuesta que merecía! hombre no te vas a quedar impune después de haber hecho lo que has hecho! Identificamos al hacedor con el problema, y le imponemos un castigo, aunque sólo sea retirarle nuestro afecto.
Y este es el error fundamental: Él no ha hecho nada, y el ego no puede hacerte nada a menos que consiga que lo condenes por ello. Y así habrá vencido, porque te sentirás culpable: en el fondo sabes que has juzgado al que no era responsable. Y el que es responsable no ha hecho nada, justamente por eso, porque sabe lo que hace.


Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto


No puedes resolver un problema a menos que sepas de qué se trata. Incluso si ya está resuelto, lo seguirás teniendo porque no reconocerás que ya se ha resuelto. Ésta es la situación del mundo. El problema de la separación, que es en realidad el único problema que hay, ya se ha resuelto. No obstante, la solución no se ha reconocido porque no se ha reconocido el problema.
En este mundo cada cual parece tener sus propios problemas. Mas todos ellos son el mismo problema, y se tiene que reconocer que son el mismo si es que se ha de aceptar la única solución que los resuelve a todos. Ahora bien, ¿quién puede darse cuenta de que un problema se ha resuelto si piensa que el problema es otra cosa? Aun si se le proporcionara la respuesta, no podría ver su relevancia.
Esta es la situación en la que te encuentras ahora. Dispones de la respuesta, pero todavía no estás seguro de cuál es el problema. Pareces enfrentarte a una larga serie de problemas, los cuales son todos diferentes entre sí, y cuando uno se resuelve, surge otro y luego otro. No parecen tener fin. En ningún momento te sientes completamente libre de problemas y en paz.
La tentación de considerar que los problemas son múltiples es la tentación de dejar el problema de la separación sin resolver. El mundo parece presentarte una multitud de problemas, y cada uno parece requerir una solución distinta. Esta percepción te coloca en una posición en la que tu manera de resolver problemas no puede sino ser inadecuada, haciendo así que el fracaso sea inevitable.
Nadie podría resolver todos los problemas que el mundo parece tener. Éstos parecen manifestarse en tantos niveles, en formas tan variadas y con contenidos tan diversos, que crees enfrentarte a una situación imposible. Tal como los percibes, el desaliento y la depresión son inevitables. Algunos surgen inesperadamente, justo cuando creías haber resuelto los anteriores. Otros permanecen sin resolver bajo una nube de negación, y emergen de vez en cuando para atormentarse, mas sólo para volver a quedar ocultos pero aún sin resolver.
Toda esta complejidad no es más que un intento desesperado de no reconocer el problema y, por lo tanto, de no permitir que se resuelva. Si pudieses reconocer que, sea cual fuere la forma en que se manifieste, el único problema que tienes es el de la separación, aceptarías la respuesta, puesto que verías su relevancia. Si advirtieras el común denominador que subyace a todos los problemas a los que pareces enfrentarte, comprenderías que dispones de los medios para resolverlos todos. Y emplearías los medios porque habrías reconocido el problema.

Jesús, en UCDM

No hay comentarios: