Escucho el debate: observo absorto el intercambio de opiniones.
Y de pronto se esclarece mi encrucijada: El que no sabe no contesta, el que sabe no opina.
No tengo
nada de lo que opinar, asi que cuando
hablo,
no hablo de nada; pero por fin sin convicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario